Con el corazón en la mano. Con el alma como corazón. Con el ánimo por las nubes porque River se juega todo. Porque estos partidos son los más importantes de la historia. Porque del ridículo no se vuelve, y para River jugarla sería el ridículo. Ni una persona que se jacte de ser de River puede ser ajena a este momento histórico en el que los nervios y la ansiedad nos domina a todos.
Vuelve Almeyda y si existen de verdad señales espero que lleguen este domingo. Y si River gana con un gol de él las señales serán inequívocas. Y si gana con un gol de otro también, pero con una conquista de él, el combo sería perfecto. Vuelve Juan Manuel Díaz también y habrá que entender que Jota Jota tenía razón en ponerlo por sobre Pereyra. El uruguayo da más equilibrio.
Este River que nos tiene a todos a mal traer se juega su riquísima historia en estos cuatro partidos. Que los jugadores no se contagien de estos nervios. Que se aislen. Pero que entiendan cuánto hay en juego. River no merece este sufrimiento. Lo sabemos todos. Lo saben ellos también. Y de la mano de un Almeyda que cada vez es más líder todo quedará en el olvido. Debe pasar eso. Tiene que pasar eso. Ante Olimpo es el primer paso. Sólo eso. Todo eso.



