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Un empate que sirve para seguir arriba, pero no suma demasiado

En un partido de luces bajas, poco juego, choques y mucha batalla sobre el maltrecho campo de juego del Estadio Único, River no pudo doblegar a Gimnasia y dejó marchar una chance seria de escaparse aún más arriba en la punta, aunque sigue siendo el líder del Clausura 2011. El equipo de JJ López mereció más en la primera parte, cuando más cerca estuvo de golpear al Lobo, pero en la segunda parte tuvo que surgir la figura de Carrizo para sofocar un par de incendios que le provocó este pobre conjunto de Cappa.

El césped del Único estuvo en un estado lamentable. Los jugadores se resbalaron varias veces en los primeros minutos y debieron pedir cambio de botines. Pero más feo que la superficie fue el juego que ambos equipos desplegaron: pases imprecisos, pelotazos -una invitación por la calidad del piso, es verdad-, mucha fricción, faltas, golpes y ausencia de claridad para jugar. También estuvo presente la lucha y sacrificio de siempre.

Dentro de lo poco demostrado, hubo una primera etapa en la que River tuvo tres ocasiones claras para abrir el resultado, con un tiro de media distancia de Buonanotte, un cabezazo de Ferrero y una llegada de Lamela. Gimnasia, salvo por una arremetida de Vizcarra, no inquietó y siempre estuvo controlado por River. Pese a las pocas llegadas, la poca compañía de un Pavone con escaso filo y el predominio de las pelotas largas, River estuvo más cerca de llevarse la ventaja. 

La diferencia se vio cuando la pelota pasó por Acevedo: cuando él estuvo ausente, la bola nunca les llegó limpia a los de arriba; en cambio, cuando se involucró más como eje, el equipo mejoró algo y Lamela -constantemente cortado para que no pudiera estabilizarse en ataque, no logró ser desequilibrante- y Buonanotte no tuvieron que bajar demasiado.

En el complemento, Gimnasia se animó a avanzar un poco más adelante en el campo, aunque con las mismas limitaciones. River no mostró mejorías, se mantuvo en el mismo plan y la desprolijidad siguió siendo el elemento común de un encuentro más que ordinario. Tan escaso de situaciones estaba el choque, que Ferrero probó casi de mitad de cancha, sin suerte, claro. Las únicas oportunidades de la segunda mitad estuvieron en Juan Manuel Díaz y Román, cuyo cabezazo, en total soledad, alcanzó a ser tocada providencialmente por el arquero Monetti.

Los ingresos de Caruso por Buonanotte -lo juntó con Pavone- y Lanzini por Lamela no variaron las cosas. En los últimos 15 minutos, llegó la zozobra y el equipo de Jota Jota la pasó mal por primera vez en el encuentro. Casco dejó a media defensa en el camino y cuando se disponía a disparar, Maidana lo cruzó con lo justo, en la última milésima posible. Y Carrizo, como en cada partido, tuvo su atajada vital cuando se estiró a pura reacción para sacar un cabezazo accidental de Pavone. 

Diluido en el combate, en correr, meter, en buscar el envío largo para que Pavone la aguante sin éxito y sin inventiva, se terminó de firmar ante uno de los rivales más débiles un empate chato, que no suma demasiado, pero sirve para seguir puntero y alcanzar a Independiente en los Promedios.