El delantero colombiano, de gran presente en el Porto de Portugal, festeja sus 24 años y desde La Página Millonaria le hacemos este pequeño homenaje a un jugador que siempre dejó todo en la cancha y que a la distancia está pendiente de todo lo que sucede en River.
Su debut en Primera fue de la mano de Leonardo Astrada, en una derrota 2-1 contra Gimnasia La Plata en el Monumental, en una noche en la que el DT puso a un equipo alternativo. Sin embargo, todos se acuerdan de sus primeros goles contra Independiente, con Mostaza Merlo en el banco.
Ahí, el entrenador le dio confianza y Radamel Falcao García pagó con dos goles de gran factura, para el triunfo sobre los de Avellaneda, a los que siempre les hizo goles. La seguidilla en la red no se detendría, aunque al poco tiempo sufrió esa grave lesión de rodilla que lo marginó varios meses.
Cuando volvió, al principio le costó. Pero se afianzó y fue un indiscutido entre los titulares, metiéndoles goles a Boca y en muchos clásicos. También, claro, se recuerda aquella noche de los tres tantos a Botafogo en el Monumental. La gran alegría llegó en 2008, cuando fue clave en el último título de River.
Luego, Falcao se fue a Porto para seguir rompiendo redes. De gran presente, el colombiano continúa construyendo una carera a fuerza de goles y de entrega. Pero el delantero siempre está al tanto de la vida de River y demuestra a cada rato el amor que siente hacia la banda roja.
Su debut en Primera fue de la mano de Leonardo Astrada, en una derrota 2-1 contra Gimnasia La Plata en el Monumental, en una noche en la que el DT puso a un equipo alternativo. Sin embargo, todos se acuerdan de sus primeros goles contra Independiente, con Mostaza Merlo en el banco.
Ahí, el entrenador le dio confianza y Radamel Falcao García pagó con dos goles de gran factura, para el triunfo sobre los de Avellaneda, a los que siempre les hizo goles. La seguidilla en la red no se detendría, aunque al poco tiempo sufrió esa grave lesión de rodilla que lo marginó varios meses.
Cuando volvió, al principio le costó. Pero se afianzó y fue un indiscutido entre los titulares, metiéndoles goles a Boca y en muchos clásicos. También, claro, se recuerda aquella noche de los tres tantos a Botafogo en el Monumental. La gran alegría llegó en 2008, cuando fue clave en el último título de River.
Luego, Falcao se fue a Porto para seguir rompiendo redes. De gran presente, el colombiano continúa construyendo una carera a fuerza de goles y de entrega. Pero el delantero siempre está al tanto de la vida de River y demuestra a cada rato el amor que siente hacia la banda roja.
