La venta de las 3500 populares duraron apenas un par de horas en las boleterías de Figueroa Alcorta, dado que los socios arrasaron con ellas. Fue tal el número de hinchas que se presentaron a conseguir una de las pocas entradas que otorgó Independiente, que el expendio terminó con algunos disturbios.
La venta había comenzado desde las 6 de la mañana, pero la cola había arrancado a formarse pasadas las 12 de la noche. Como siempre que hay tan pocas entradas para casi 30 mil personas que quieren comprar, se ocasionan problemas cuando empiezan a colarse o a haber empujones. Es una cuestión que le escapa a River.
Lo extraño fue que se cerraron las ventanillas, por lo cual se suponía que ya no había más entradas. Sin embargo, cuando se iniciaron los disturbios, volvieron a abrir las ventanillas y a seguir vendiendo más.
