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Un empate con sabor a nada


Desprolijidad absoluta durante los 90 minutos. Irresoluto en ataque y muy lento e indeciso por momentos en defensa. River parece que con el correr de los partidos va perdiendo cada vez más la brújula. El equipo jugó su peor partido del torneo y su presente futbolístico realmente es preocupante.
La constante de los últimos dos encuentros volvió a mostrarse en la tardecita-noche de Avellaneda. Un equipo que no logra profundidad ni volumen de juego cuando tiene la pelota y que no sabe como encontrar los pocos espacios que los rivales le otorgan. Solamente generó una opción clara en todo el partido.
Se vieron atisbos de reacción con remates de afuera del area o con alguna aproximación producto de pelotas detenidas, pero nada más. Todo sin ideas ni criterio. El ingreso de Ledesma no le dio al equipo ese contagio de fútbol por el suelo que se esperaba y Aguirre, quien hoy jugó casi de enlace, se fue reemplazado cuando era uno de los mejores de la cancha. Domínguez sigue jugando lejos del area y Cavenaghi esta vez tuvo la mala fortuna de encontrarse con el palo en la única opción clara que suele tener por partido. Alayes y Domingo, nuevamente flojísimos en su rendimiento.
Merlo supo muy bien como hacer su trabajo. Ordenado, sólido y con una entraga absoluta. Lo mejor del equipo de De La Riva en ofensiva se vio en el inicio y sobre el final. En los primeros minutos logró acorralarlo al equipo de Almeyda, le generó tres situaciones de gol y le robó la posesión de la pelota. En el cierre, tuvo un contragolpe que casi termina en gol y un penal que Vigliano no cobró a su favor. En los restantes pasajes se ocupó mucho de neutralizar y correr con su disciplina táctica característica.
Tercer empate consecutivo, dentro de un andamiaje colectivo cada vez más opaco. Y si bien es cierto que el equipo juega mal, hay que marcar que todos los rivales le pegan muchísimo. En algún momento, River deberá tomar determinaciones en el tema de las patadas.
Lo cierto es que este 0-0 califica al conjunto de Almeyda de pies a cabeza. Hay demasiado por mejorar…