Como era de esperar, la furia y la violencia invadió a la gente y el operativo policial fue un rotundo fracaso. El partido no pudo terminar porque, a los 43 del segundo tiempo, empezó la lluvia de objetos contundentes para después extenderse a los destrozos en el propio Monumental y en los alrededores del estadio. Un infierno.
De nada sirvieron los casi 2000 policías empleados para el operativo. Se destrozaron móviles de canales de televisión, la confitería del club y el hall central del club. Gases lacrimógenos, vallas hechas polvo, piedras, balas de goma, heridos… La triste escenografía del final.
Por Udaondo y Figueroa Alcorta, un camión hidrante empezó a lanzar agua contra la gente que se retiraba tranquila, provocando aún más violencia. Más tarde también llegaron las motos de la policía para, sin ningún éxito, intentar controlar la situación. Lo mismo para los oficiales de Infantería, armados con escudos, y la policía montada.
Hay varios heridos, policías e hinchas. El SAME envió 15 ambulancias y su director comunicó que “hay 40 heridos, es posible que alguno esté con un cuadro de gravedad. Había heridos incluso adentro de los vestuarios”.



