Las chances de que Carrizo siga guardando el arco de River a partir de junio son escasas. La opción de compra de 6 millones de euros pactada con la Lazio es imposible de afrontar para el club, ni aunque la cifra fuera reducida a la mitad del monto estipulado. Si hay alguna luz de esperanza, está exclusivamente en las manos del arquero.
Carrizo volvió a River para el campeonato anterior, cedido por la Lazio, que ya se lo había dado a préstamo al Zaragoza. Conseguir otro préstamo sería una misión complicada, especialmente porque los italianos quieren desprenderse de él mediante una venta.
El camino para que siga siendo jugador de River es que, tal cual hizo Pavone con Betis, consiga poder liberarse del club dueño de su pase y poder negociar mano a mano con Passarella. También debería resignar dinero, dado que en River tienen en claro que no se pueden hacer locuras y ya se pagó cerca de 1 millón de euros por su llegada. Si no se libera, sería imposible lograr su continuidad, por más que su deseo sea quedarse. Depende exclusivamente de él.
“River es mi lugar en el mundo. Me gustaría seguir, pero sin resignar dinero porque, como todo ser humano, lo necesito para vivir. Ya resigné para venir”, afirmó el arquero, en declaraciones a Radio Mitre.
“Mi intención es seguir acá después de junio. Ya le pedí a mi representante que inicie las conversaciones con la Lazio para ver si se puede encontrar algún tipo de acuerdo que beneficie a las tres partes. River tendrá que hacer un esfuerzo, Lazio también y en lo personal también”, agregó en Radio Rivadavia.
Además, hay otro factor determinante que le brinda tranquilidad a River para no entrar en desesperación y asumir la marcha de Carrizo, si es que no se lo puede retener: la aparición de Chichizola. El juvenil, que está haciendo sus primeras armas en la Primera, demuestra el prototipo de arquero que es, el margen de crecimiento que tiene y que puede ofrecer seguridad sin que le pese la titularidad.



