El Millo no pudo con el primer Superclásico del año, en parte, porque García, el uno de Boca, fue figura. El 2 de febrero, a vengarse en el Malvinas Argentinas.
Una vez más, la banda del Millo llegó a Mar del Plata y demostró por qué es la hinchada más grande del país. Desde el arribo del plantel a La Feliz, una enorme cantidad de hinchas se agolparon en la puerta del hotel donde se hospeda el equipo para saludar a sus ídolos y brindarles afecto y aguante.
El aliento siempre está, no importa el lugar en el que River juegue. Aquellos que recibieron a los que venían desde Núñez con cantos, bombos y platillos siguieron fielmente al equipo de sus amores en entrenamientos, subida y bajada del micro y, sobre todo, en el Superclásico.
Por lo tanto, Mardel no fue la excepción a lo que se vive partido tras partido durante los campeonatos ya que los de la Banda no pararon de alentar ni un segundo.
Así fue como al ritmo de “Llega el domingo y voy a ver al campeón, River vos sos mi locura”, el Mundialista de la ciudad Feliz se llenó de rojo y blanco y los de la vereda de enfrente sólo miraban con la boca cerrada. Hoy, como siempre, la hinchada del Millo puso todo el corazón en la cancha y vistió el José María Minella con sus colores.
No fue el mejor comienzo en Superclásicos este del 2011, pero ya hay que pensar en la revancha, que será el 2 de febrero en Mendoza. Para destacar, que García, el uno de Boca, terminó siendo la figura del partido. De todos modos, habrá que dejar atrás este 2 a 0 cuanto antes y ponerse a punto, principalmente, para el partido con Tigre, por la primera fecha del Apertura. Claro que antes de esos dos encuentros mencionados, está el último match en Mendoza, ante Estudiantes, el 28.
Para destacar, como es habitual, lo de la gente. Porque la banda del Millo llegó a Mar del Plata y demostró por qué es la hinchada más grande del país. Desde el arribo del plantel a La Feliz, una enorme cantidad de hinchas se agolparon en la puerta del hotel donde se hospeda el equipo para saludar a sus ídolos y brindarles afecto y aguante.
El aliento siempre está, no importa el lugar en el que River juegue. Aquellos que recibieron a los que venían desde Núñez con cantos, bombos y platillos siguieron fielmente al equipo de sus amores en entrenamientos, subida y bajada del micro y, sobre todo, en el Superclásico.
Por lo tanto, Mardel no fue la excepción a lo que se vive partido tras partido durante los campeonatos ya que los de la Banda no pararon de alentar ni un segundo.
Así fue como al ritmo de “Llega el domingo y voy a ver al campeón, River vos sos mi locura”, el Mundialista de la ciudad Feliz se llenó de rojo y blanco y los de la vereda de enfrente sólo miraban con la boca cerrada. Hoy, como siempre, la hinchada del Millo puso todo el corazón en la cancha y vistió el José María Minella con sus colores.



